Slow Life, vivir despacio para salvar el planeta
El Movimiento Slow está ganando impulso. Pero, ¿puede ralentizar el ritmo de nuestras vidas y convertirse en una opción viable en esta era cada vez más frenética?
Vivir lento puede ser lo mejor para nuestras vidas y para el medio ambiente. La recesión económica y los altos precios del petróleo nos han obligan a reducir el ritmo de nuestras vidas. Conducimos nuestros automóviles a una velocidad más lenta para ahorrar combustible, nuestro ritmo de consumo está mostrando signos de desacelerarse. Todo esto sólo puede ser algo bueno, porque los efectos nocivos de nuestras vidas acele-radas son muchos.
Corremos por la vida en lugar de vivirla realmente. Nuestra salud, dieta y relaciones sufren. Luchamos por relajarnos, por disfrutar el momento, incluso por dormir bien. Este estilo de vida tiene un costo desalentador para el medio ambiente.
“Todo lo que vale la pena hacer, vale la pena hacerlo lentamente. Me siento más optimista ahora, que cuando es-cribí “In Praise of Slow”. El Slow Living llevará tiempo, pero se acerca”.
• Carl Honore.
La vida lenta consiste en alejarse del ritmo acelerado de la vida diaria para tomar decisiones conscientes. En el ámbito medioambiental, esto significa sustituir la idea de que “no tienes tiempo” por “vivir con intención” planificando consumir de forma más sostenible. Podríamos dedicar más tiempo a cocinar con productos locales de temporada que no vengan envueltos en envases. Esto podría tener un efecto dominó. Otra idea es reservar tiempo en nuestro día para una actividad consciente sin pantallas.
Cuando se trata del impacto de nuestra impulsiva cultura de usar y tirar en el medio ambiente, está claro que es hora de aprovechar la contracorriente que se ha estado moviendo en los últimos años. Es hora de vivir más lento y poner de moda reutilizar, investigar y desperdiciar menos.